CAPITULO 50
Laura:
Ya era por la tarde, no parábamos de recoger todo, la verdad es que habíamos ensuciado el barco bastante y entre vasos, botellas y colillas había mucha basura.
Todos nos habíamos puesto las pilas para ayudar, incluso los niños se pusieron a fregar el suelo o los baños, estaban tan graciosos, sobre todo Berto, que se había colocado incluso un delantal y unos guantes de goma para fregar.
-eh chicos ¿quién soy?- bromeó Berto imitando a mi tía Loli haciendo los mismos gestos que hace ella siempre cuando está en la cocina.
-¡mi tia!- dije riéndome
-eh tio ¿tienes algun problema con mi madre?-bromeó Nico agarrandolo por el cuello y dándole unas cuantas collejas.
-¡vale vale para!-dijo Berto intentando soltarse, Daniela y yo nos reimos mientras seguíamos limpiando.
En ese momento me acordé de que no habia hablado con mis tios desde que llegamos al barco, era extraño que no se hubieran preocupado por nosotros aunque no teníamos mucha cobertura en nuestros móviles.
-¿Nico tú has hablado con tu madre?
-si, me ha llamado esta mañana y le e dicho que estábamos bien y por eso no te ha llamado, sabe que estáis a mi cargo y confía en mi-bromeó Nico una vez más, sintiéndose muestro guardaespaldas o algo por el estilo.
-vale me quedo mucho más tranquila- dije riendo.
Terminamos de recoger todo entre risas y bromas y mas o menos estaba todo igual que al principio, no se notaba ninguna mancha en el suelo de varios cubatas caidos o de la tarta de chocolate.
Ya estábamos rumbo a Malvarrosa, me daba pena volver porque habian sido dos días increibles, me lo había pasado bastante bien y no quería volver a casa.
Nos bajamos todos del barco y nos fuimos alejando cada uno por su lado, yo me despedí especialmente de Sonia, que me había gustado mucho conocerla, y de sus amigas que también eran simpáticas.
Tenía pensado volverme a casa en moto con Álvaro pero ya que Nico habia venido en coche preferí irme con él, Berto y Daniela.
-no te importa ¡no?- le dije a Álvaro- es que así no tienes que pasar por mi casa
-no te preocupes me iré solo, aunque sin ti no será lo mismo ¿eh?- dijo bromeando y poniendo cara triste
-bueno entonces me voy- dije acercándome a él para besarle, pero me detuvo
-gracias otra vez Laura, de verdad que no sé como agradecértelo
-que no tienes que agradecérmelo, con que me quieras siempre, me conformo
-eso está hecho boxeadora- y nos perdimos en un profundo beso, no quería soltarlo de mis brazos pero tenía que irme.
-adiós fea- me dijo revolviéndome el pelo, yo le respondí con una enorme sonrisa y me marché de allí para montarme en el coche de Nico.
-bueno ya nos podemos ir- dije al entrar
-ya era hora -se quejaron todos.
Berto, Nico, Daniela y yo entramos en casa, nos estábamos riendo porque casi atropellábamos a alguien de lo rápido que íbamos, todo porque Nico quería hacer la gracia. Pero cuando entramos en casa paramos de reir, algo nos sorprendió. Era raro, porque estaban todas las luces apagadas, las ventanas enteras cerradas con las persianas, parecía como si se hubieran ido de viaje y lo hubieran dejado todo cerrado, pero no, no se podian haber ido de viaje sin habernos avisado, algo pasaba.
-¿qué coño ha pasado aqui?-preguntó Berto extrañado.
Nico se acercó a la cocina, en la nevera había una nota con la letra de mi tia Loli. Nico la leyó y a medida que lo iba haciendo se iba sorprendiendo más y su rostro cambiaba.
-tenemos que ir al hospital-dijo con la cara pálida y tirando el papel al suelo, no me imaginaba qué poda pasar o mas bien a quién le podía haber pasado algo, tenia miedo, me esperaba lo peor.
-Nico ¿qué pasa?
-Paula, eso pasa- le vi que tenía los ojos llorosos e inmediatamente cogí el papel del suelo y lo leií, pero tan rápido que seguía sin entender nada y Nico ya nos estaba esperando en el coche, asi que corrimos y nos fuimos de la casa.
Nico estaba conduciendo bastante nervioso, no veía el momento de llegar al hospital.
Cuando por fin llegamos, nos bajamos corriendo del coche y nada más entrar preguntamos a la recepcionista, que se sorprendió un poco al ver las pintas que llevábamos porque los cuatro íbamos con bañadores y ropa de playa, no podíamos ir peor vestidos.
Subimos tres plantas del hospital hasta que por fin en el pasillo principal vi a mi tío Nicolás sentado en uno de los asientos con la cabeza entre las manos.
-papá ¿dónde está Paula?
Mi tío se levantó rápidamente al vernos y nos abrazó a Nico y a mi.
-está ahí- dijo señalando la puerta de una habitación justo enfrente de nosotros.
Nico y yo entramos, Daniela y Berto se quedaron en el pasillo. Nada más abrir la puerta de la habitación escuché a Paula hablar con mi tía, notaba su voz entrecortada y triste, como si no pudiera hablar más alto. Al vernos una enorme sonrisa apareció en su cara y nos empezó a gritar para que le abrazásemos, aunque sólo fuera desde la camilla.
-¡Nico! ¡Laura! ¡Habeis venido! ¿Qué tal la fiesta? ¿Os lo habeis pasado bien? -no paraba de hacernos preguntas y se le veía tan feliz por vernos, pero su voz no podía negar que por dentro estaba triste, no podía alzarla mucho y apenas susurraba.
-¿cómo estás enana?-le preguntó Nico besándole en la frente
-bien pero me han dicho que tienen que hacerme muchas pruebas, y yo no quiero- dijo bajando la mirada, parecía que le daban miedo esas pruebas de las que hablaba, seguramente ya le habrían hecho muchas y no le habían gustado.
-bueno pero tienes que hacértelas para ponerte buena y que puedas volver a casa ¿vale?- le dije evitando que se me saltaran las lágrimas.
-ya lo sé, yo quiero volver a casa.
Luego me giré para saludar a mi tía, y su cara lo decía todo, tenía unas ojeras enormes, no podía negar que llevaba tiempo sin dormir y que estaba muy nerviosa. Le di un abrazo con todas mis fuerzas y ella me lo agradeció, suspiró y se le saltaron dos lágrimas de los ojos.
-menos mal que ya estais aquí-dijo mi tía algo más relajada
-¿por qué no nos avisaste antes? Podríamos haber vuelto
-no queríamos preocuparos cariño, lo teníais que pasar bien y eso era lo importante- dijo con la voz algo ronca, nunca había visto así a mi tía, me daba tanta pena.
Paula llevaba ingresada dos días en el hospital, le había dado un ataque de asma y se quedó sin poder respirar bien hasta que llego al hospital y le pusieron muchos tubitos por los brazos que yo no entendía del todo bien para qué servían.
-enana no te voy a dejar sola ni un minuto ¿eh? Como si me tengo que quedar aqui a dormir contigo, lo haré- le dijo Nico cogiéndole de la mano, la verdad es que no hay cosa que te ponga peor que ver a un ser querido pasándolo mal, y mucho peor si es tu hermana pequeña, Nico la quería mucho y no podía dejar que le pasara nada malo y que él no estuviera con ella.
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