CAPITULO 7
Daniela:
Hoy es el día que tanto había estado esperando, Hoy me iría a Valencia con Laura. Me vestí corriendo nada más me levanté: vaqueros pitillos, sandalias y una blusa dorada con pequeñas piedrecitas que brillaban alrededor del escote y nos fuimos para el aeropuerto.
Eran las nueve de la mañana, habíamos tenido que madrugar un poco, pero no mucho. Laura y sus padres ya estaban allí cuando llegué .El vuelo salía a la 10.20 y duraba unos 90 minutos. Pero mi madre insistió mucho por ser puntual y estar casi dos horas antes en el aeropuerto.
- Hija ten cuidado por favor- mi madre no paraba de repetir esa frase.
- Que sí mamá, por favor no seas pesada.
Estábamos frente el mostrador de facturación, hicimos el papeleo correspondiente y facturamos nuestro equipaje. Únicamente llevábamos un bolso cada una, nuestro equipaje de mano, en él tenía lo básico: móvil, cargador, dinero, cepillo de dientes, pinturas para retocarnos antes de pisar Valencia...
La verdad es que estábamos nerviosas, era la primera vez que viajábamos solas por tanto tiempo.
- Bueno hija, pues llegó el momento de que te vayas- dijo mi padre con voz apenada y agarrándome en un abrazo.
- Papi…Voy a estar bien, me voy de vacaciones no a la guerra.
Luego me dirigí hacia mi madre y me despedí de ella con un fuerte beso, tenía las lágrimas saltadas, también me despedí de los padres de Laura y poco a poco fuimos desapareciendo y perdiéndolos de vista en el control de seguridad, a partir de ahí ellos no podían acompañarnos y nos fuimos solas.
Para hacer tiempo nos sentamos a desayunar en un café que había en el aeropuerto.
- Por fin solas- dijo Laura con una sonrisilla.
- sí, por fin empieza nuestro verano.
Enseguida vino el camarero interrumpiéndonos.
- ¿Qué les pongo?
- Yo tomaré un cruasán y un zumo-dije.
- Yo… lo mismo.
- Enseguida os lo traigo- asintió el camarero.
Terminamos de desayunar y nos fuimos a la puerta de embarque, lo último que queríamos era perder ese avión. Las dos sabíamos que nada más subirnos tendríamos que desconectar y dejar todo atrás. Interrumpió mis pensamientos el sonido del altavoz anunciando nuestro vuelo. Las dos corrimos, le entregamos el billete a la azafata correspondiente y nos montamos.
-Ya estamos llegando- le dije a Laura despertándola de una breve siestecita.
-¡A ver! Dijo abalanzándose sobre mí para ver si podía conseguir divisar algo desde la diminuta ventana que tenía al lado.
-Abróchense los cinturones, coloquen los respaldos de sus asientos en posición vertical y prepárense para el aterrizaje- anunció la azafata.
Por fin aterrizamos, nada más bajar del avión le mandé un mensaje a mi madre para que se quedara tranquila: “mamá acabo de llegar, todo bien. Te quiero.” Y salimos disparadas hacia las cintas de las maletas, queríamos perder el menor tiempo posible, además no queríamos hacer esperar a los tíos de Laura que nos vendrían a recoger a la salida del aeropuerto a las doce, puesto que el vuelo llegaría sobre las doce menos diez.
Viendo salir una maleta tras otra me di cuenta de que la mía no salía, me estaba poniendo nerviosa, incluso Laura tenía la suya.
- Laura como se me haya perdido me muero, sabes cómo soy con la ropa.
- Tranquila Daniela me estas poniendo nerviosa a mí.
- Perdona, ¿tú eres Daniela?- dijo un chico. Era moreno con el pelo un poco más largo de lo normal, tenía barbita de dos o tres días y era atractivo pero se veía mayor, quizás unos veintitres años.
Me quedé un poco extrañada.
- Emm… sí, soy yo ¿Por qué?
- Perdón es que he visto esta maleta tirada al otro lado de la cinta e iba a llevarla a consigna pero he visto que tu amiga te llamaba por tu nombre y... no hay muchas Danielas la verdad - dijo en tono simpático.
- Muchísimas gracias creía que la había perdido.
- Alguien la habrá sacado de la cinta por confusión y en vez de volverla a meter la ha dejado ahí... Bueno ¿y venís de vacaciones aquí?
- Sí vamos a estar aquí casi todo el verano, en Malvarrosa.
-¡Ah sí! Yo voy a empezar a trabajar en un chiringuito a pie de playa en Malvarrosa también.
-¡Qué casualidad!, qué chico es el mundo- dijo Laura.
-Pues la verdad es que sí... Bueno me tengo que ir que me espera el taxi, un placer, adiós.
- Adiós muchísimas gracias de nuevo- dije.
- Encantada- se despidió Laura.
Una vez que teníamos las maletas en nuestro poder salimos a la puerta y allí estaban los tíos de Laura saludándonos muy amablemente junto al coche.
- Niñas dadme las maletas- dijo Nicolás el tío de Laura.
- ¿Qué tal el viaje?¿ Tenéis hambre?- dijo Loli, la tía.
- Estamos bien, un poco cansadas por madrugar
- Bueno pues vámonos, estamos a media hora de casa, nada más lleguemos podéis descansar.
Nos montamos en el coche y nos fuimos. Yo estaba embobada por el paisaje, la verdad es que Valencia era realmente bonita pero aún no veía el momento de ponerme el bikini y pisar la arena.
-Ya hemos llegado- dijo Nicolás deteniéndonos ante una preciosa casa a pie de playa.
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