09.03.2013 11:36

CAPITULO 8

 

 Laura:


Llegamos a la casa, era bastante grande pero había cambiado desde la última vez que vine. Estaba a pie de playa, era de tres pisos y tenía dos entradas, una por la calle y otra por la playa, donde tenía un pequeño jardín con tumbonas y una mesita. La playa era preciosa, de agua cristalina y arena blanca, se podía oler desde la casa. El perro, Pluto, nos había recibido con mucha alegría. 
Paula, mi prima de 8 años enseguida nos cogió a Daniela y a mi para enseñarnos su cuarto lleno de juguetes y el nuestro, en el que dormiríamos Dani y yo.
Estuvimos un rato colocando cosas en el único armario que teníamos para las dos y deshicimos las maletas. 


Bajamos al salón y mi tía ya estaba preparando la comida, seguro que uno de sus guisos que tan buenos le salen.
-¿dónde está Nico?- le pregunté a mi tía, algo extrañada de que mi primo no estuviera en casa a la hora de comer
-asómate a la ventana, cariño y seguro que lo ves por ahí en la playa haciendo windsurf o como se llame eso que hace él con su tablita- dijo mi tía probando un poco de la comida. Mi tía era genial, era lo suficientemente joven como para entenderme y mayor como para darme consejos con su experiencia, la quería tanto y sabía que podía confiar en ella y contarle todo lo que quisiera. Incluso a veces cuando tenía problemas me daba por llamarla y contarle mis cosas, y sé que me sirve lo que me dice.
Entonces Daniela y yo nos asomamos por uno de los ventanales que tenía la casa hacia la playa:
-imposible encontrarlo, se ven tantos barquitos de vela que ni con unos prismáticos conseguiríamos encontrarle-dije haciendo un esfuerzo por encontrar a mi primo. Daniela se rió y lo buscó también.
De repente unas llaves abrieron la puerta tan rápido que me sorprendió mucho, ya que estaba concentradísima. Y ahí apareció él, con su pelo rubio y rizado empapado y vestido con un traje de neopreno desabrochado y abierto hasta la cintura dejando al descubierto esos abdominales tan bien trabajados y ese moreno que destacaba sus ojazos azul cielo. 
-¡Nico!- grité contenta por verle, hacía ya años que no nos veíamos - te estábamos buscando por la playa
-¡Hombre Lauris! ¡Ya has llegado! -dijo sorprendido. Nico me solía llamar Lauris cuando éramos pequeños, cosa que odiaba. Enseguida me fui para él y le abracé. 
-¿cómo estás? Te veo súper cambiado, ¿sigues con Nuria?, ¿qué tal los estudios? ¡ahh! Lo olvidaba, esta es Daniela- le dije señalando a Dani, Nico se rió por el interrogatorio al que le había sometido y le dio dos besos a Dani:
-encantada
-igualmente, serás mi nueva prima estos dos meses ¿no?-dijo bromeando
-más o menos- respondió Daniela algo avergonzada, la verdad es que era muy guapo.
-bueno yo me voy a duchar y después te respondo a todo eso ¿vale?-dijo 
-está bieeeen pero no te vayas a escaquear eh
Dani, Paula y yo ayudamos a poner la mesa mientras que mi tío veía la tele y mi tía terminaba de hacer la comida.

Cuando terminamos de comer, Nico ya me había puesto un poco al día de lo que le había pasado estos últimos años: lo había dejado con Nuria, su novia de casi dos años aunque decía que todavía la quería pero que como tenía diecinueve años quería vivir la vida, empezó la carrera de ingeniero en telecomunicaciones y le iba bastante bien. 
Por la tarde, después de haber estado charlando todos en el salón, nos fuimos Dani, Nico y yo a pasear a Pluto por el paseo marítimo. Nos enseñó los alrededores de la casa y la playa tan bonita que había. Nos enseñó también un centro comercial que había a muy pocos metros de la casa y con lo que Dani y yo nos pusimos muy contentas porque nos encantaba ir de compras. Entramos y nos compramos un helado cada uno en la heladería. Valencia era preciosa, me encantaba no solo la ciudad sino también la gente, tan amable. Se respiraba tranquilidad por las calles, íbamos a desconectar bastante bien.


-¿y vosotras que estáis en la misma clase?- preguntó mi primo mientras se comía el helado 
-sí, la verdad es que somos amigas desde pequeñas, y no hay quien nos separe -dije orgullosa de mis palabras
-ohhhhh que bonito- contestó Daniela riéndose
-¿y aquí por donde salís por las noches?- pregunté 
-en el paseo hay un chiringuito que se pone bastante bien, o sino en la playa o en el centro comercial... Aquí se sale y se bebe por cualquier lado- dijo mi primo muy sonriente. A él siempre le ha gustado irse de fiesta, mi tía me contaba que siempre llegaba borracho  a casa y que montaba muchos numeritos por las calles. Sería divertido que alguna noche saliésemos con él y sus amigos, ya que todavía no conocíamos a nadie.
Pluto empezó a ladrar y a querer salir corriendo, Nico lo agarró y nos dimos cuenta de que le ladraba a un niño alto y moreno, no muy guapo pero de cuerpo se le veía bien dotado.
-¿qué pasa Pluto?-dijo acariciándole y haciéndole cosquillas al perro y enseguida Nico le saludó, supuse que serían amigos.
-¿no me vas a presentar a tus amigas Nico?-dijo con cara de gracioso
-es mi prima, Laura y su amiga Daniela- dijo Nico señalándonos
-ahhh verdad que me lo dijiste, encantado soy Alberto, me podéis llamar Berto, todo el mundo lo hace - dijo acercándose a nosotras y dándonos dos besos a cada una
-¿qué hacéis?, ¿a dónde vais?
-venimos de tomar un helado- dijo Nico
-ajam, y ¿qué vais a hacer esta noche? Lo digo porque hay copas baratísimas hoy en el chiringuito, ¿os venís no?- era lo que estaba deseando escuchar, por fin teníamos plan
-claro que sí, así conocemos a gente-dije
-¿no os creáis que voy a dejar que probéis una gota de alcohol eh?-dijo Nico bromeando- sois muy chicas
-anda ya... No seas aguafiestas... Oye ¿bajamos a la playa?
Todos asentimos y bajamos un rato, estuvimos hablando de todo un poco y cuando se fue el sol volvimos a casa.

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